En pleno mes de agosto cuando la mayoría de los mortales se va de vacaciones a la playa, nos encontrábamos en Toledo pasando unos días de descanso, y aprovechamos la ocasión para realizar una escapada que teníamos en mente desde hace tiempo: conocer los Molinos de Viento de las tierras manchegas. Estos gigantes de largos brazos con los que luchó el caballero Don Quijote al que dio vida el escritor Miguel de Cervantes.
Los molinos se encuentran dispersos en varios pueblos de las provincias de Toledo, Ciudad Real y Cuenca entre extensas llanuras y coronando los cerros de la Mancha. Alberto y yo realizamos nuestra primera ruta juntos, inaugurando así nuestras infinitas aventuras. A continuación os muestro el itinerario que nos llevó unas 3 horas y media, ida y vuelta en coche, sin contar el tiempo que paramos en cada uno de los sitios. Realmente la escapada está pensada para hacerla en un solo día, con tranquilidad, saliendo por la mañana desde Toledo o Madrid, y regresando al finalizar la tarde.
La primera parada fue en Tembleque, a 52 kms de Toledo. Antes de entrar en el pueblo y sobre una pequeña elevación del terreno nos encontramos dos molinos de viento aislados típicamente manchegos.
A seis kilómetros, se encuentra El Romeral, un pueblo más pequeño con cuatro magníficos molinos que datan de finales del S XVIII, y que tienen su propio nombre.
El Pechuga, es el último molino de viento en dejar de moler los granos de trigo, con los que los vecinos de este pueblo realizaban su pan. Ha sido restaurado en diversas ocasiones, pero aún conserva su maquinaria. Los molinos el Crítica y los Gorrinos se utilizan como lugar de exposición y oficina turística. El molino Muela está pendiente de ser restaurado, ya que es una propiedad privada
A 63 kms, y ya en la provincia de Cuenca llegamos a la localidad de Mota del Cuervo donde se alzan vigilantes en la cumbre del cerro siete molinos de viento. El conjunto que destaca por su armonía y belleza, recibiendo en 1967 la denominación geo turística de “Balcón de La Mancha” por el inmenso horizonte que se contempla de las tierras manchegas, así como sus espectaculares atardeceres.
Inicialmente llegó a haber 23 molinos sobre la sierra de Mota del Cuervo, pero en la actualidad solo se conservan siete de ellos gestionados por la Asociación de Amigos de los Molinos. Solo uno de ellos es auténtico; el Zurdo que tiene este nombre porque sus aspas giran al revés. El resto son réplicas mas modernas levantadas sobre los cimientos originales y construidos según el esquema tradicional.
Entre los molinos se encuentran tres modernas esculturas de hierro de Don Quijote, Sancho Panza y Dulcinea realizadas por el artista moteño Domingo Bascuñana.
A 21 kms de Mota del Cuervo llegamos a la localidad de Campo de Criptana en la provincia de Ciudad Real. Sobre las colinas encontramos diez impresionantes molinos de viento, tres de ellos originales del siglo XVI. Todos ellos han sido catalogados Bien de Interés Cultural. Cuentan las historias populares que éstos fueron los molinos que inspiraron a Cervantes a escribir el famoso capítulo VIII, de la primera parte de El Quijote, donde el ilustre caballero los confunde con gigantes.
En esta zona de Castilla La Mancha es donde más molinos se construyeron, llegando a haber entre finales del siglo XVI a hasta finales del siglo XVII, 34 molinos. De ellos, hoy en día solo se conservan tres, Burleta, Infanto y Sardinero. Los otros siete fueron realizados en el siglo XX. En el Molino Burleta se celebra el primer domingo de cada mes (siempre que el tiempo lo permite) una molienda del trigo en vivo para ver como se obtiene la harina de manera tradicional.
Los molinos más modernos albergan la Oficina de Turismo, el Museo de Sara Montiel, el Museo de Vicente Huidobro, el Museo de Enrique Alarcón, el Museo del Vino, el Museo de Labranza y el Museo de la Poesía.
Muy cerca de los molinos encontramos el Barrio del Albaicín, típico conjunto arquitectónico urbano manchego, compuesto por calles típicas, estrechas y de pendiente pronunciada con casas pintadas en blanco y azul de techos de teja, que inspiran a un viaje a otra época.
En la misma ladera de la sierra de los molinos se encuentran, las casas cueva excavadas en la roca. Son construcciones típicas donde vivían antiguamente los vecinos. Algunas de estas cuevas también se utilizaban como almacén del grano que posteriormente se molía en los molinos de viento. Generalmente, los animales de carga también vivían bajo el mismo techo.
Tuvimos la ocasión de visitar una de ellas; la del café restaurante Las Musas que esta ambientada como un original disco bar. En pleno mes de agosto la temperatura resulta fresca y muy agradable.
La siguiente parada será Alcázar de San Juan, a 8,5 kms de Campo de Criptana, y perteneciente también a la provincia de Ciudad Real. Coronando el cerro de San Antón, también llamado el “Mirador de La Mancha” por la magnífica panorámica visual que ofrece, encontramos cuatro molinos de viento: Fierabrás, Barcelona, Rocinante y Barataria.
En la ciudad de Alcázar de San Juan se han documentado hasta 19 molinos de viento y 8 de agua, aunque actualmente solo se conservan los cuatro anteriormente mencionados.
Uno de estos molinos se utiliza como Centro de Interpretación del Paisaje Manchego y otro alberga una reconstrucción de la maquinaria original del siglo XVI que realiza moliendas tradicionales en diversas fechas a lo largo del año.
Volviendo a la provincia de Toledo llegamos a Madridejos a 35 kms de Alcázar de San Juan. En la actualidad solo queda un molino totalmente en pie, conocido como“Molino del Tío Genaro”, uno de los más antiguos que existen en La Mancha, y que data del siglo XVII, aunque actualmente aparece bastante restaurado. Se ha mantenido activo hasta mitad del siglo XX, y esta considerado bien de interés turístico conservando su maquinaria completa.
El molino se encuentra dentro del caso urbano de la población, y su entorno ha sido acondicionado como lugar de ocio, habiéndose construido a su lado una galería porticada, que conserva todas las características propias de un patio manchego tradicional de hace cientos de años, con exposiciones de objetos y utensilios típicos de las labores tradicionales, así como de la vida de su gente. Desgraciadamente no pudimos visitarlo por dentro porque ya era muy tarde, pero os muestro una fotografía del exterior.
A 15 kms de Madridejos llegamos a la localidad de Consuegra donde descubrimos sus doce famosos molinos de viento del siglo XVI alineados sobre la cumbre del Cerro Calderico, que forman la llamada Crestería Manchega de Consuegra. Los molinos integrados en el paisaje configuran un espacio único digno de ver.
En 2006 el conjunto del cerro fue declarado como Bien de Interés Cultural, incluyendo los molinos y los aledaños del castillo.
Los molinos se hayan enclavados en lo alto del cerro para aprovechar mejor las corrientes de aire que otorgan las elevaciones, y antiguamente fueron imprescindibles para el desarrollo de la comarca.
Junto a los molinos se encuentra además un castillo medieval: el Castillo de Muela. Ambos configuran unas de las estampas más famosas de la Mancha que tan bien describió Cervantes en sus relatos sobre el Ilustre Hidalgo Don Quijote de la Mancha. El Castillo de la Muela fue construido por los musulmanes y es uno de los mejor conservados de Castilla La Mancha. El edificio data del siglo X, aunque según parece se asienta sobre construcciones romanas. En el siglo XII fue reconstruido por los Caballeros de Malta, quienes lo convirtieron en la sede de la capital del Priorato en Castilla. La Guerra de Independencia causó graves estragos en la fortaleza y se ha llevando a cabo un complicado proceso de restauración para conseguir recuperar su antiguo esplendor.
Inicialmente fueron trece molinos los que habitaron el cerro. De los doce molinos, cinco todavía poseen la maquinaria original en perfecto estado de funcionamiento: Bolero, Sancho, Rucio, Espartero y Mochilas. Los otros molinos son, Mambrino, Vista Alegre, Cardeño, Alcancía, Chispas, Caballero del Verde Gabán y Clavileño.
La Oficina de Turismo de Consuegra está ubicada en el molino Bolero, y Rucio ha sido habilitado como Museo de la Molinería. Durante la famosa Fiesta de la Rosa del Azafrán (el último fin de semana octubre), el molino Sancho se pone en marcha para realizar sus funciones originales: moler trigo para convertirlo en harina.
Las vistas de la ciudad de Consuegra desde el cerro ofrecen un encanto inigualable, especialmente al atardecer.
Al anochecer emprendemos el regreso a Toledo tras disfrutar de un mágico día donde hemos podido comprobar como estos gigantes se integran en el árido paisaje castellano manchego. Ha sido un verdadero placer pasear en compañía junto a estos magníficos colosos, que nos hacen ver lo insignificantes que somos comparados con ellos.
Antes de finalizar me gustaría mostraros unas palabras del catedrático manchego Federico Mayor Zaragoza, con respecto a los molinos de la Mancha: “Debería de haber molinos en todas partes del mundo porque son símbolos de paz, porque se mueven por algo que es al mismo tiempo tan invisible y tan real como el viento. El molino de viento refleja nuestras aspiraciones, nuestras luchas, nuestros deseos, nuestras ilusiones. El molino de viento se enfrenta al aire, rompe el aire y hace que se muevan las aspas, que son la vida y la lucha de cada uno por conseguir una cultura de paz”.