Ica es un departamento de Perú en la provincia de Pisco, situado al suroeste del país, donde disfrutar de unos paisajes increíbles. En la zona se encuentran algunos de los lugares más turísticos de Perú como la Reserva Nacional de Paracas, Isla Ballesta, el Oasis de Huacachina y las famosas Líneas de Nazca.
Llegamos a Paracas desde Lima en autobús turístico a lo largo de la costa del Pacífico por la carretera Panamericana. El trayecto directo dura unas 4 horas.
Paracas, también conocido como “El Chaco“, es un pequeño pueblo portuario, punto de partida para visitar las Islas Ballestas y la Reserva Nacional de Paracas. Nos alojamos durante una noche en el hotel San Agustín de Paracas, situado en un enclave muy tranquilo con vistas al mar y una enorme piscina donde pudimos relajarnos durante unas horas.
A primera hora de la tarde visitamos la espectacular Reserva Nacional de Paracas conocida como el “paraíso rojo”. Se trata de una zona desértica protegida de tierras rojizas rodeada de maravillosos acantilados, playas y dunas, así como, una flora y fauna muy diversa.
El lugar mas emblemático de la reserva es la famosa Playa Roja. El color de la arena se debe a la presencia de un tipo de arcilla volcánica denominada granodita rosada.
En la reserva no está permitido el baño, salvo en un par de playas acondicionadas para ello. Nosotros lo hicimos el La Mina, una playa de aguas tranquilas y de color turquesa a los pies de un acantilado.
Después tomamos un delicioso aperitivo en la Caleta de Lagunillas a base de pescado y arroz.
En el lugar, a parte de numerosos restaurantes de comida tradicional, hay un mirador donde se pueden contemplar los acantilados y las vistas de la bahía, así como una gran playa de arena oscura plagada de gaviotas.
Una vez finalizada la excursión, que duró 3 horas y media, regresamos al pueblo de Paracas, un lugar tranquilo y muy pintoresco que alberga numerosas agencias turísticas, tiendas y restaurantes donde pudimos pasear, disfrutar de una preciosa puesta de sol y apreciar la exquisita comida local.
Te recomiendo atravesar el malecón hasta el final y comer en los pequeños restaurantes locales bajo los toldos, ya que te sorprenderás. Nosotros nunca hemos comido un ceviche más rico y bien sazonado.
A la mañana siguiente nos preparamos para tomar la lancha en dirección a las Islas Ballesta, conocidas como “las galápago peruanas”. La excursión tiene una duración de 2 horas y media, deberás ponerte chaleco salvavidas y no esta permitido bajarse de la lancha.
Al comenzar el paseo, en la ladera del cerro se encuentra un enorme geoglifo de origen incierto que mide 180 metros y tiene unos 2500 años, conocido como “El Candelabro”. Durante siglos este símbolo ha servido como punto de referencia a los navegantes.
Las islas se encuentran a unos 30 minutos de la costa, y son unas formaciones rocosas hogar de cientos de especies de animales que finalizan sus ciclos migratorios, tales como leones marinos, pingüinos Humboldt (en peligro de extinción), pelícanos y numerosas aves guaneras. Contemplar a estas especies en su hábitat natural es una maravilla!
Debido a la gran cantidad de aves que frecuentan las islas Ballestas, el guano (abono producido por la acumulación de excrementos de las aves) se convirtió a mediados del siglo XIX en una fuente de ingresos muy importante para Perú.
Llegamos a tierra firme, cogimos nuestras maletas y partimos en dirección a Ica, a una hora y media de distancia, para visitar el Oasis de Huachachina.
Huacachina es un pequeño pueblo ubicado en el desierto de Ica. Es un oasis natural que se formó gracias a una corriente de agua subterránea, que generó el crecimiento de plantas y árboles en medio del desierto.
En el centro del pueblo se encuentra la laguna de Huacachina, rodeada de palmeras y con unas aguas de color verde esmeralda. Cuenta la leyenda que esta laguna nace de las lágrimas de una hermosa mujer de ojos verdes, que lloraba la muerte de su amado.
Su gran atractivo como paraíso natural es el cálido clima durante todo el año y el poder curativo atribuido a sus aguas (ricas en sustancias sulfurosas y salinas). Se puede alquilar un bote para remar por la laguna, y su ribera está repleta de bares, restaurantes y discotecas.
Después de dar un amplio paseo por la laguna y merendar, optamos por realizar un paseo en buggy subiendo y bajando por las altas y onduladas dunas del desierto que rodea el pueblo como en una montaña rusa. Probamos a surfear descendiendo en tabla por las dunas a gran velocidad, y resultó ser una experiencia intrépida y divertidísima, que repetiríamos mil veces más.
Contemplar la puesta de sol en el desierto es imprescindible, por su belleza y la sensación de paz que transmite.
Una vez finalizada la excursión partimos en dirección a Nazca, a unas 2 horas en autobús, para pasar la noche y descansar después de este intenso día.
Madrugamos para ir al aeródromo Maria Reiche y hacer uno de nuestros sueños realidad; sobrevolar las famosas Lineas de Nazca. No olvides llevar el pasaporte, porque te lo pedirán en el embarque.
Nos asignaron una pequeña avioneta para 6 personas con ventanas amplias e individuales, nos pusimos las cascos e hicimos un recorrido aéreo durante una hora aproximadamente. El piloto gira la avioneta para mostrar las lineas, asi que si te mareas, como es mi caso, te recomiendo tomar alguna pastilla media hora antes de subir a la avioneta.
Las Lineas de Nazca son una serie de geoglífos a base de lineas rectas con formas geométricas, realizados por la civilización Nazca entre el 500 a.C. y el 500 d.C. Las líneas solo se aprecian desde las alturas, y aun hoy en día sigue siendo una incógnita sobre quiénes, cómo y por qué las hicieron. En 1994, fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Desde la avioneta pudimos contemplar las lineas más emblemáticas como el astronauta, el mono, el colibrí, la araña, la ballena, el perro y los trapecios, entre otras.
Una vez finalizada la excursión regresamos al pueblo de Nazca y almorzamos, en un restaurante local donde tuvimos la ocasión de probar la comida chaufa, con una fusión de sabores chinos y peruanos muy interesantes. El pueblo es muy pequeño y se recorre en poco tiempo. Destaca su coqueta Plaza de Armas, así como los diferentes puestos de artículos locales.
Probamos a desplazarnos en moto taxi. Este transporte es muy típico en todo Perú porque es muy práctico y económico. Además cada una de estas motos tiene una decoración diferente y personalizada super divertida.
Por la noche, acudimos a la estación de autobuses rumbo a Arequipa. El viaje dura 10 horas, pero los asientos del autobús eran semicama y pudimos dormir de maravilla.