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Gante es la capital de la provincia de Flandes Oriental. Está rodeada de campos de flores, y por eso recibe el nombre de «la ciudad de las flores». Es una ciudad pintoresca, que posee una amplia red de bellos canales y un centro urbano precioso que me ha robado el corazón.  En sus tiempos fue la ciudad medieval más importante de Europa. 

En esta ocasión nos alojamos en el fantástico Hotel Harmony, en una habitación con vistas al canal. Una verdadera maravilla y en pleno centro que recomiendo al 100% por su excelente relación calidad precio. 

Comenzamos visitando el famoso Castillo de Gravensteen, o Castillo de los Condes de Flandes, una fortaleza medieval muy bien conservada rodeada por el río Lys. 

El castillo está protegido por dos enormes torres desde las cuales se contemplan unas preciosas vistas de la ciudad. Debajo tiene un pasadizo fortificado, y su interior alberga un interesante museo de antiguos instrumentos de tortura. La entrada cuesta 10 euros. 

Caminando desde el castillo, pasamos por el pintoresco canal Korenlei y el emblemático Café Glagenjuisje.  

Muy cerca llegamos a  Korenmarkt la principal plaza de la ciudad, antiguo mercado de trigo. Es el punto de encuentro mas importante de la ciudad, y uno de los lugares con más ambiente de Gante. La plaza está rodeada de imponentes edificaciones entre las que destacan la Oficina de Correos de estilo gótico renacentista, y la majestuosa Iglesia de San Nicolas.  

Tomamos rumbo a uno de los puntos mas hermosos de la ciudad, los Muelles Graslei y Korenlei donde se sitúa el puerto viejo y las antiguas casas de los gremios de comerciantes en los siglos XVI- XVII. 

Decidimos hacer un paseo en barca de media hora por 12 euros. No resultó tan encantador como el paseo de Brujas, pero vale la pena, para ver la ciudad desde otra perspectiva. Pudimos contemplar la Lonja de la Carne, antiguo mercado del siglo XV con un gran techo de madera, así como típicas edificaciones con siglos de antigüedad. 

Una vez en tierra atravesamos el malecón de Gasslei hasta llegar al famoso  Puente de San Miguel donde se pueden contemplar las torres de los tres monumentos religiosos más importantes que dominan la ciudad: la Iglesia de San Nicolás, el Campanario Municipal y la Catedral de San Bavón, y al otro lado la imponente iglesia de San Miguel.

San Miguel es una construcción de estilo gótico tardío asentada sobre una capilla románica. Su interior está bellamente decorado con numerosos cuadros y esculturas, aunque no pudimos entrar a visitarla porque estaba cerrada. 

Cruzamos el puente para visitar la iglesia de San Nicolás una de las más antiguas de la ciudad, que data del SXIII de estilo gótico, construida con piedra de tono azul grisáceo, de la zona de Turnia. Durante la Revolución francesa la Iglesia fue devastada y utilizada como cuadra de caballos. Desde entonces se inició un proceso de reconstrucción, que sigue en la actualidad. 

El Campanario Municipal o Feltford fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999 y está coronado por el poderoso dragón de Gante de unos 400 kilos que vela y protege a sus habitantes. La torre del campanario simboliza la autonomía de la ciudad y fue construida en el año 1313. En su interior se encuentra una exposición de campanas entre las que se encuentra la famosa campana Roland con su dragón pintado. 

Vale la pena subir para apreciar las vistas panorámicas de la ciudad en 360 grados. El precio es de 12 euros, y aunque se puede subir caminando, hay un ascensor desde la primera planta. 

Entre el campanario y la catedral, en la plaza de Sint-Baafsplein se encuentra el teatro Real Neerlandes. El edificio de finales del siglo XIX presenta en su fachada una representación de Apolo junto a las musas y la diosa Armonía.

La Catedral de San Bavón pertenece al obispado de Gantes, y representa la fusión de diferentes estilos arquitectónicos como el románico, el gótico y el barroco. 

Dentro se encuentra la verdadera obra maestra de los hermanos  Van Aken “La Adoración del cordero místico”. Esta tabla pintada al óleo formada por 20 paneles es la cumbre de la pintura flamenca del siglo XV. La entrada es algo cara, 14 euros, pero vale la pena disfrutar de esta majestuosa pieza que te deja sin aliento por su belleza. 

Otro edificio en plenos casco urbano, que vale la pena contemplar es el Ayuntamiento de Gante con sus bonitas fachadas góticas y renacentistas muy bien conservadas.

Llegamos a la Plaza Vrijdagmarkt dominada por la estatua de Jacob van Artevelde, un lugar donde en el pasado se realizaban ejecuciones,. En ella hay numerosos restaurantes y cervecerías. Los fines de semana por la mañana hay mercadillo. 

A escasos 3 minutos descubrimos la Calle Werregarenstraat. Un estrecho callejón plagado de coloridas pinturas callejeras y graffitis que me nos encantó. Tuvimos la ocasión de ver en vivo a un artista imprimiendo su trabajo.

El Barrio de Patershol es uno de los espacios referentes de la ciudad. Antiguo barrio de tejedores tiene edificios muy antiguos y calles adoquinadas. En el se encuentran fabulosos y tradicionales restaurantes, así como la Casa de Alijn, un museo a través del cual se pueden conocer las diversas etapas históricas de la ciudad de Gante.

Pero sin lugar a dudas lo mas encantador de la ciudad y lo que la hace única, es perderse al atardecer por los preciosos rincones entre los canales que aytaviesan el río Lys a su paso. Un espectáculo sin igual especialmente romántico.